Mirando al sudeste

Todos los dedos apuntan a la presidente quien, entre picarescos comentarios nos transmite la tranquilidad del saber que funcionan las medidas y que se siguen tomando a pesar de los discursos opositores, la marejada mediática y las duras críticas de aquellos que dicen tener la voz del pueblo. Pero lo cierto es, entre todo este despiplume, que no estamos en crisis, no estamos importando trigo, ni leche, ni carne, ni tampoco ideas de cómo manejar un país.

Lo importante es ese sabor a independencia que estamos probando todos, algunos a la fuerza, como niños caprichosos que no quieren comer sus verduras. Básicamente así se comportan, como niños inmaduros que prefieren vivir cómodamente bajo el yugo primermundista que una independencia real que conlleva ciertos sacrificios. Un nuevo debate se abre y se escuchan muchas voces pero también se cierne sobre nuestro país una batalla en la que algunos no saben si están al frente o en el flanco izquierdo o en el derecho, lo que sabemos es que venimos heridos de muchas batallas en las que otros se llevaron lauros y el pueblo heridas de guerra.
Hoy el panorama es otro. Estamos batallando por usar las reservas que sobran, por definir si el superavit es de 17 o 18 mil millones. Tenemos un escenario externo que va a permitir un volumen de reservas excedentes de 30.000 millones de dólares y habrá que ver cómo se administran. Estamos enviando ayuda a otros paises como antes la pediamos nosotros. Hoy somos nombrados por grandes potencias, tenidos en cuenta por grupos mundiales de poder economico. Argentina esta desapareciendo del escenario tercermundista, hay que ver donde aparece. Depende un poco de todo saber donde queremos terminar.

Tengamos conciencia de que ahora somos todos los que estamos batallando, con nuestras voces, con nuestras manos, con nuestras ideas. Defendamos en el bicentenario este modelo de país que no puede hacer probar, de una vez por todas, la verdadera independencia.


Florencia Calvo